Las literaturas marginales en la obra de Borges (la ficción policial)

Influenciados, ya por Harold Bloom, ya por cierto extendido imaginario que el propio Borges –¿inconscientemente?– contribuyó a construir, presumo que el común de las personas se sorprendería si alguien afirmara que autores como Wells, Kipling y De Quincey influyeron más en la obra de Borges que consagrados de la talla de Calderón de la Barca, Kafka o Beckett. Se suele ubicar las influencias del argentino universal con exclusividad dentro de una tradición estrictamente canónica, como se encarga de señalar Bloom en El canon occidental, pero en realidad las lecturas infantiles, juveniles y adultas de Borges exceden con amplitud las obras de “las autoridades de nuestra cultura”. De mucha utilidad sería recordar lo que el omnipresente Bloom escribió al respecto: Lo que Ellman dijo del Joyce obsesionado con Shakespeare, que su única ansiedad era incorporar tantas influencias como fuera posible, parece mucho más cierto de Borges, quien deliberadamente asimila y deliberadamente refleja toda la tradición canónica.

En uno de sus artículos, la ensayista Beatriz Sarlo sostuvo que en Historia universal de la infamia Borges trabaja sobre materiales de segunda mano, versiones europeas de ficciones orientales, vidas de bandidos norteamericanos, episodios casi insignificantes con piratas o falsos profetas. Dentro de la cultura occidental y sus versiones de Oriente, Borges va buscando literaturas marginales, ajenas a las grandes tradiciones literarias y que, en algunos casos, anuncian su gusto por el policial o subrayan su respeto por el relato de aventuras. El escritor clave para comprender ese gusto, quitando a Poe, es su mejor heredero, Chesterton. Sabemos perfectamente de la admiración que sentía hacía el autor inglés y su saga del Padre Brown, y en la clara alineación que establece con la escuela del policial inglés, rigurosa e intelectual, por oposición a la literatura policial de corte comercial (cuyo paradigma sería Agatha Christie) y a la novela negra estadounidense, deja traslucir el acercamiento a un género marginal, no obstante el prestigio que el mismo ha ido alcanzando con el transcurso de las décadas. De la antedicha saga afirmó: cada una de las piezas del Padre Brown presenta un misterio, propone explicaciones de tipo demoníaco o mágico y las reemplaza, al fin, con otras que son de este mundo. Cuentos como La muerte y la brújula remiten fácilmente a ese modelo que de cierto modo “dignificaron” Chesterton y William Wilkie Collins, entre otros; un modelo en el que los misterios son descubiertos por obra de operaciones intelectuales, de razonamientos deductivos, y cuyo arquetipo es el detective ideado por Poe, Charles Auguste Dupin, que aparecería por vez primera en The Murders in the Rue Morgue, considerado por Borges como el relato que inauguró el género. Dupin luego tomará el nombre de Sherlock Holmes (con salvedades), quien más tarde se llamará Padre Brown y así sucesivamente en la tradición del policial inglés (curiosamente, originada por un escritor norteamericano y por un personaje que vive en París).

Deja indelebles huellas de su inscripción dentro del remarcado paradigma, cuando lanza el siguiente reproche: A despecho de su éxito, el especulativo Auguste Dupin ha tenido menos imitadores que la ineficaz y metódica policía. Por un ‘detective’ razonador –por un Ellery Queen o Padre Brown– hay diez coleccionistas de fósforos y descifradores de rastros. La toxicología, la balística, la diplomacia secreta, la antropometría, la cerrajería, la topografía, y hasta la criminología han ultrajado la pureza del género policial.

En una conferencia, Borges aseguró que el propósito de Poe al sentar las bases de la ficción policial, no era propulsar un género de corte realista, sino un “género fantástico de la inteligencia”, en el que la imaginación estuviera presente, pero que al fin y al cabo fuera dominada por la inteligencia. Hacia 1942, junto a Bioy Casares, ya había publicado –bajo el seudónimo común de H. Bustos Domecq– las paródicas y corrosivas piezas de Seis problemas para don Isidro Parodi, donde ambos escritores dieron cauce de expresión a las inquietudes lúdicas resultantes de una común afición por el policial.

También atestiguan el interés que Borges le prodigaba al género, a contramano de sus contemporáneos, la extensa cantidad de reseñas que escribió en los años treinta para una publicación llamada “El Hogar”, las antologías que preparó con Bioy Casares, y la mítica colección “El séptimo círculo” de Emecé que el binomio dirigió (inaugurada con La bestia debe morir, de Nicholas Blake, que luego fue llevada al cine por Claude Chabrol).

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6 respuestas a Las literaturas marginales en la obra de Borges (la ficción policial)

  1. Facu dijo:

    Deduzco que esto tiene una continuación, porque hacés mención de ‘literaturas marginales’ y entre paréntesis aclarás ‘ficción policial’. Tiene que haber otras literaturas marginales en la obra de tu bienamado Borges. Y esos Seis problemas para don Isidro Parodi tienen buena pinta.

  2. avellanal dijo:

    No te equivocás, Facu. Prometo una segunda parte, dedicada a la science-fiction.

  3. thermidor dijo:

    «Por un ‘detective’ razonador –por un Ellery Queen o Padre Brown– hay diez coleccionistas de fósforos y descifradores de rastros. La toxicología, la balística, la diplomacia secreta, la antropometría, la cerrajería, la topografía, y hasta la criminología han ultrajado la pureza del género policial.»

    He ahí, un Borges que no se adapta al cambio de los tiempos y al progreso de la ciencia.

    Por cierto, yo disfrutaba mucho con Agatha Christie de pequeño.

  4. avellanal dijo:

    Thermidor: como he dicho antes, próximamente pondré un texto sobre la importancia -aún mayor que la del policial- que tuvo la science-fiction en la obra de Borges. Y, ciertamente, no necesitaba adaptarse a ninguna época, porque tengo la sensación que era una persona ajena a los tiempos tal como los mide la historia. En el caso de la cita que remarcas, él se limita a defender el paradigma de la escuela inglesa del policial, lo cual no supone oponerse al progreso de la ciencia. Precisamente en esas cuestiones no era Borges conservador ni un retrógrado.

    Y Agatha Christie no estaba nada mal cuando uno era pequeño. Incluso el mismo Borges la leyó.

  5. padawan dijo:

    A mí también me encantaron las novelas que leí del Padre Brown. Respecto a la cita que ha puesto Thermidor, ¿qué opinaría Borges de CSI? ¿Le gustaría el personaje de Grissom, o le aburriría tanta tecnología?

  6. avellanal dijo:

    El Padre Brown es un fuera de serie, sí. :D

    La verdad que no tengo idea de lo que Borges fuera a opinar al respecto. Supongo que de vivir en nuestros días, ya hubiese asimilado forzosamente la tecnología que nos rodea.

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