El sello Universal lanzó el año pasado dos volúmenes más –luego de la reedición en 2010 del magnífico Band of the Run– de la Paul McCartney Collection. Se trata, en este caso, de los discos McCartney (1970) y McCartney II (1980), ambos remasterizados y cada unidad con un disco extra de bonus y rarezas (que, de paso, vienen a intentar justificar el precio prohibitivo de estos lanzamientos).
El primero, un álbum breve –trece canciones en poco más de media hora– que marca el principio de la carrera solista de Paul, publicado el mismísimo año de la disolución de los Beatles, trae un encarte con fotografías de Linda Eastman que adelanta, se me ocurre, cuatro décadas, la era Facebook. Veámosla: Paul en una playa sacando pecho cual Schwarzenegger en sus ¿mejores épocas?; Paul con una remera rosa, larga hasta debajo del short, y con una toalla anaranjada en la cabeza; Paul inspeccionándose la nariz; Paul en la granja, entre su rebaño de ovejas; Paul arreglando con cincel y martillo una ventana; Paul cargando a su hija Mary bajo la cazadora forrada de piel; Paul haciendo la vertical o reposando con la hija de Linda entre pastizales y flores… Fotos muy lejos, lejísimos de la pose rocker de la época, más bien instantáneas familiares de un chico cool que toca la guitarra, fuma marihuana y alimenta a su viejo pastor inglés.
Miles, millones de fotos parecidas ahora se cuelgan en Facebook: chicos de clase media con ínfulas artie cuya modernidad –la nuestra digo, incluyámonos– quizás atrase cuarenta años. O, pensándolo mejor, tal vez se trate de una modernidad adocenada que, si ayer manifestaba algún viso de alternatividad, hoy no es otra cosa que la celebración del aburguesamiento.
Como sea, el disco del que hablamos trae una canción, una especie de hit íntimo, que habría que traer a cuento siempre. Se llama “Junk” y no es más que la enumeración de los restos de un romance en el inventario del escaparate de una compraventa: “Motor Cars, Handle Bars,/Bicycles for Two,/Broken Hearted Jubilee,/Parachutes, Army Boots,/Sleeping Bags for Two,/Sentimental Jamboree”. Dos discos, en fin, para ser modernos ahorrándose el trámite de volverse asquerosamente contemporáneo.
¡Gran artículo!
Yo no tengo esos cd’s remasterizados, pero si las ediciones originales en cd. Y aun así ví varias de esas fotos que mencionás y la comparación con lo que sucede actualmente con facebook me pareció muy avispada.
Con respecto a los discos en sí, hay que sacarse el sombrero. El primero, entre lo mejor de McCartney en su carrera solista. Y con eso está todo dicho.
Siempre encontré repelentes a los muy ‘posh’ Paul & Linda.
Y siempre he admirado y admiraré a Mick Jagger por su versatilidad musical y por su gran capacidad dereinventarse.continuamente. «The Beatles» nos los ponían en las academias de inglés para torpes, debido a la alarmante simpleza de sus letras -especialmente los álbumes «Yellow Submarine» y «Sgt. Pepper»-. Creo que están muy sobrevalorados.
Este tema pertenece, si no voy muy mal informado, al «White album».
Creo que Ringo Starr merece una reinvindicación.
Un fuerte saludo, Claudio.
Lucas: ¡Muchas gracias! Comparto plenamente que ese primer disco se inscribe entro lo mejor de la carrera solista de Paul.
Xavier: toda opinión en cuanto a gustos artísticos es respetable. En este caso, he de decir que -como se notará- no comparto para nada. Cuando era adolescente era fanático de los Stones, y quizás por subirme a esas falsas dicotomías, los Beatles me parecían unos completos pelmazos. Luego, con el tiempo, esa idea zonza viró ciento ochenta grados.
Por otro lado, «Junk» no es del «White Album», sino del disco mencionado.
¡Saludos!
Xavier, ¡sordo irrespetuoso! Con todo respeto…
McCartney compuso Junk en épocas beatles, de allí la confusión.
Grande Clau.